No soy muy amigo de eventos nupciales y procuro siempre escaquearme con las excusas más banales, pero tratándose de una invitación a una boda de dos buceadores en las islas Perhentians la ocasión lo merecía. Me acople cual rémora al respirador de uno de los buceadores y tras una serie de acrobacias intentando asirme al ancla para evitar flotar hacia la superficie (con el consiguiente resultado hilarante entre los allí congregados) conseguí un aventajado puesto para presenciar la ceremonia. Marga hizo las veces de dama de honor, llevando el velo de la novia (a la sazón una red antimosquitos improvisada) y todo el evento discurrió con bastante gracia, incluída sesión fotográfica final con los novios y algunos bailes de salón.

Transcurren los días perezosos en estas islas increibles del norte de Malasia. Sin carreteras, ni coches ni motos, tan solo unos senderos a través de la jungla que unen las diferentes playas, amenizados con la presencia de lagartos monitor de más de 1 metro de longitud. Las aguas son increiblemente transparentes y es meterse unos metros en la orilla para empezar a ver toda suerte de criaturas subacuáticas. Mucha más que en Koh Tao por ejemplo. La vida noctura es bastante tranquila y acabamos siempre en un chiringuito donde un malayo pincha una selección macnífica: Sister Nancy, Max Romeo, Easy Stars All Stars, Sublime, Tenor Saw y muchas más cosas del palo han sonado ya. Por cierto que hay en esta isla un local de ensayo con bateria, guitarras y amplificadores, al que me llevaron el otro dia un par de malayos de Kuala Lumpur que he conocido aqui. Malasia esta siendo bastante más relajada (si cabe) que Tailandia, así que creo me quedaré un rato más por aquí. Besitos a todxs.

1 comentarios:

  1. Anónimo dijo...

    Tu lo que eres es un cabron.